Mata de Plátano, Goicoechea
Esposo dejó tres cartas, una para su esposa, la segunda para señalar dónde sería el lugar del sacrificio y la última de parte de los hijos para su madre
La desesperación de un hombre al enterarse por palabras de su misma esposa que la relación entre ambos había terminado por la aparición de otro compañero, lo llevó a cometer el atroz asesinato de sus dos hijos menores y al final terminar quitándose la vida.
Este hecho ocurrió ayer, pasadas las 2.00 de la tarde en un lote baldío, situado en la comunidad de Ticoblock de Mata de Plátano de Goicoechea, al Noreste de la capital, donde la policía se encargó de confirmar que las tres víctimas presentaban heridas de arma de fuego.
Los menores fueron identificados como Kenan y Jafet Loaiza Mayorga, de 3 y 7 años, respectivamente, además de su padre Jorge Eduardo Loaiza Tenorio, de 36 años.
El paramédico Glen Calderón fue el encargado de evaluar a los pacientes, sin embargo, fue claro al pronunciar que cuando ellos llegaron a la escena ya nada se podía hacer, pues llevaban varios minutos de haber fallecido.
Los impactos de los menores se localizaban a nivel de la cabeza, muy cerca sus orejas, mientras que el del progenitor fue directo en el cielo de la boca. Los cuerpos quedaron uno junto al otro y en la mano derecha de Loaiza se podía apreciar el revólver.
El mayor de la Fuerza Pública, Francisco Quesada, informó que el mismo padre fue quien dio aviso de lo que estaba por hacer. “A eso de las 14 horas el mismo señor dio la dirección en la que lo podían encontrar, nuestro compañero del Carmen se desplazó a la vivienda para confirmar lo que pasaba, pero cuando llegó a la vivienda ya no estaban los niños ni el padre”, declaró Quesada.
El oficial manifestó que de momento estaban tratando de revisar el archivo policial del sujeto, para determinar si contaba con antecedentes por violencia doméstica.
Celos y depresión
La primera persona en encontrar los cuerpos fue Ananías Calderón, quien expresó su sentimiento de dolor al saber que el niño menor también había muerto.
“En una mesa encontramos las cartas, en una de ellas estaba la dirección que dejó Nota, (como cariñosamente le decían a Loaiza), entonces yo le dije al policía que me las leyera y yo lo llevaba al lugar. Cuando llegamos a donde estaban nos encontramos una sandalia del chiquito la cual había quedado perdida como a dos metros de donde estaban los cuerpos”.
Larry Mayorga, un tío de los niños, dijo que hacía 21 días su hermana Adriana había llegado a la casa de su madre pidiendo quedarse porque su esposo la había agredido.
Desde aquel momento el matrimonio de Jorge y Adriana cambió para siempre, los más de 10 años de feliz convivencia se convirtieron en un calvario para el ahora fallecido, quien según sus familiares cayó en depresión al punto de mencionar que si sus hijos no estaban con él no serían de nadie.
Róger Loaiza, el hermano de Nota, comentó que su hermano era una persona muy tranquila, pero cambió cuando Adriana le dijo hace unos días que no quería volver a verlo, porque ella andaba con otro. “Ese día mi hermano me esperó hasta las 12 de la noche, para contarme lo que Adriana le había explicado y me dijo así: Son mis hijos o de nadie”.
Ayer esas amenazas se convirtieron en realidad, cuando tras una llamada a la casa de su suegra, Nota les dijo lo que estaba a punto de hacer y que si querían fueran llamando la a policía. En la mesa de lo que un día fue el hogar de un feliz matrimonio, quedaron las cartas. Quizá la más dramática de las tres fue la que dibujaron los niños para su madre, la cual contenía un mensaje y las manitas pintadas de sus hijos.
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