Tras el plagio y recibir más de 10 mil dólares por su liberación, Benítez Escobar huyó a Costa Rica, donde permaneció escondido durante siete años. La detención del prófugo, en la que también participaron miembros del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) de la Policía de San José; se registró en Villa Bonita de Alajuela, donde administraba un pequeño supermercado y convivía con una mujer costarricense.
A Benítez le dieron seguimiento desde hace varias semanas hasta confirmar que se trataba del prófugo salvadoreño. Los miembros de Interpol y de la GAO prepararon el dispositivo de captura porque el supuesto secuestrador era considerado violento, peligroso y se presumía que estaba armado.
Ahora, Benítez se encuentra a las órdenes del Tribunal Penal de San José en espera que las autoridades salvadoreñas tramiten su extradición hacia El Salvador, donde podría ser condenado hasta 45 años de prisión en caso de ser encontrado culpable del plagio.
El estudiante, quien en esa época cursaba noveno grado en un colegio privado de San Salvador, fue secuestrado la mañana del 8 de marzo de 2001 cuando se bajaba del microbús escolar para ingresar a su centro de estudios.
Tras dos semanas de negociaciones, la familia aceptó pagar un rescate. Sin embargo, el joven fue encontrado gravemente herido la madrugada del 30 de marzo de ese año dentro de un vehículo abandonado sobre la carretera entre los municipios de Nejapa y Quezaltepeque. El joven tenía tres balazos en el tórax y en el hombro; y una herida de bala en la cabeza. Además tenía una laceración en el cuello. Los policías lo llevaron hacia un hospital privado de San Salvador, donde por fortuna se logró recuperar.
Las autoridades policiales de esa época aseguraron que las intenciones de los secuestradores eran asesinar al joven, tras cobrar el rescate.
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